La mañana del 24 de febrero de 2022 pocos podíamos imaginar que una cruenta guerra tocaría las puertas de Europa. Como consecuencia, millones de personas en Ucrania se vieron obligadas a huir de sus hogares y buscar refugio en otras zonas del país o en países vecinos. Desde Entreculturas y Alboan, junto a la Red Xavier y JRS, activamos nuestro protocolo para ofrecer una respuesta urgente de atención, acogida y acompañamiento a la población refugiada tanto en Ucrania y sus países países fronterizos, como en España, en coordinación con el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM).
Tras una primera fase de emergencia en la que se superaron los 5 millones de euros de recaudación global, todas las organizaciones implicadas diseñamos un plan conjunto de acción para los próximos 3 años denominado “One Proposal” con el que se pretende atender a 73.000 personas refugiadas que han huido de Ucrania, ofreciéndoles refugio, alojamiento y artículos de primera necesidad, asistencia jurídica y sanitaria, apoyo psicosocial y educación. Además de la labor en la propia Ucrania, el programa contempla el trabajo conjunto con Rumanía, Hungría, Polonia, Moldavia y Eslovaquia.
La guerra de Ucrania acaparó buena parte de la atención mediática en 2022, pero desde Entreculturas mantuvimos el foco en distintas crisis olvidadas como son Líbano, Marruecos, Etiopía, R. D. del Congo, Sudán del Sur, Venezuela o México.
De los más de 100 millones de personas desplazadas forzosamente que se contabilizaron en 2022, 30 millones se localizan en África. Las adversidades climáticas y, sobre todo, los conflictos políticos de Eritrea, Somalia y la región de Tigray, al norte de Etiopía, siguieron provocando el desplazamiento de millones de personas, fundamentalmente, hacia Sudán y hacia Uganda, los dos países africanos con mayor índice de acogida. También la violencia en Sudán del Sur, República Centroafricana y R. D. del Congo provocó un gran flujo de personas refugiadas hacia ambos países. En estos lugares trabajamos junto a JRS ofreciendo ayuda humanitaria, asistencia médica, apoyo psicosocial, acceso a la educación y formación técnica. Y no solo a la población refugiada, sino también a las personas desplazadas internamente y a las comunidades de acogida que, ya de por sí, viven realidades de extrema vulnerabilidad.
En Centroamérica, la debilidad institucional y el aumento de la violencia -ejercida sobre todo por parte de las pandillas y los carteles del narcotráfico- hacen que el número de personas refugiadas, desplazadas y solicitantes de asilo haya aumentado considerablemente en los últimos años: cerca de 1 millón entre El Salvador, Honduras y Guatemala. De la mano de la Red Jesuita con Migrantes, nuestro trabajo en esta región se ha seguido centrando en defender los derechos de las personas migrantes, desplazadas y refugiadas más vulnerables y de sus familias; en denunciar las causas estructurales que obligan a estas personas a huir de sus territorios y en tratar de fortalecer la cultura de hospitalidad y la convivencia pacífica.
Gracias a la continuidad del convenio “Educación en emergencia en Venezuela”, financiado por la DG ECHO, y del programa “En las Fronteras de América del Sur”, apoyado por Inditex, pudimos seguir atendiendo a miles de personas afectadas por la crisis económica y política del país (más de 7 millones de personas han abandonado Venezuela en busca de protección y de una vida mejor). Con el primer programa, garantizamos la continuidad lectiva de más de 12.000 alumnos y alumnas de 20 escuelas de Fe y Alegría; y, con el segundo, facilitamos el acceso a derechos básicos y a una educación especialmente enfocada en la reconciliación y la prevención de la violencia a cerca de 7.300 personas en Brasil, Colombia, Ecuador y la propia Venezuela.
Tras 12 años de conflicto, Siria alcanzó en 2022 la cifra de 5,5 millones de personas expulsadas de su territorio. Después de Turquía, Líbano es su segundo país de acogida. Allí, junto a JRS, hemos seguido apoyando a 3.600 niños, niñas, mujeres y hombres sirios refugiados en el Valle del Bekaa para garantizar su bienestar, fortalecer su resiliencia y favorecer su integración tanto desde el punto de vista educativo, como social.
Desde nuestra campaña Escuela Refugio alzamos la voz de alarma ante la cifra de 100 millones de personas en el mundo que se habían visto obligadas a abandonar sus hogares, dedicando una mirada especial a los efectos que la guerra o el desplazamiento tienen en la infancia y en cómo la educación es la única herramienta capaz de reconstruir la vida de los niños y las niñas. Un mensaje que reforzó a lo grande el violinista Ara Malikian con el concierto solidario que nos dedicó en el Teatro Real a favor de los proyectos de infancia refugiada que apoyamos en Líbano y en Madrid a través de la Fundación Amoverse y Pueblos Unidos con la colaboración del Banco Santander.
Desde nuestras sedes territoriales nos unimos a la iniciativa #CaminosDePaz, que organizamos desde la campaña Hospitalidad junto a las obras sociales jesuitas en España, y, de la mano de Pueblos Unidos, lanzamos la campaña Soy Acogida, con la intención de promover una cultura de inclusión, justicia social y solidaridad en Madrid.
Finalmente, también sobre movilidad humana versó nuestro XXII Encuentro Anual -de nuevo presencial tras los años de pandemia-. Bajo el título “Vidas en Movimiento” más de 230 personas llegadas tanto de la sede central como de nuestras 27 delegaciones nos dimos cita para compartir talleres y diálogos en torno a la defensa de la vida digna de las personas migrantes y refugiadas.